sábado, 3 de mayo de 2014

THE WISH

Y allí estabas tú, amada mía,
huyendo de las calles, la ciudad y el alboroto.
El pelo, liso y dorado por el sol,
ocultaba ese rostro, hermoso y grácil,
hambriento de mis apasionados besos.
Culpable de ello, un viento del este.
Tú, agradeces esa sensación, libre y osada.
Los pájaros, mueven sus delicadas alas
al compás de la brisa,
y se ven felices.
Campos llenos de flores, en su máximo esplendor,
adornan tu lindo vestido de primavera,
acariciándolo tiernamente.
Destellos de luz, emanan de tus azulados ojos,
enamorados del paisaje que te rodea,
como el abrazo de Eros, Dios del amor.
Excitada por el placentero sonido del agua,
cayendo sobre la piedra, dura y ardiente.
Ofreces tu cuerpo al gran astro rey,
permitiéndole llegar, hasta el lugar más recóndito.
Y mientras, yo, muerto de deseo,
te observo a distancia, en mi barco de papel,
a punto de naufragar, en tus aguas más íntimas,
cristalinas, puras, inocentes, castas.
Pido a Eros, permita enredarme en tu cuerpo,
pasear por tu piel, sedosa y ardiente a la vez.

Beber de tu boca, y respirar tu pureza.     

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